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El estrés en las mascotas

¿Qué es el estrés?

Todos tenemos experiencia con el estrés. Nuestros trabajos, familias, relaciones… nos pueden llevar a situaciones límite, y eso hace que nuestro organismo reaccione de forma determinada, preparándonos para responder a esas situaciones extremas. 

  • El estrés es el conjunto de reacciones fisiológicas que permiten a un ser vivo adaptarse a una nueva situación. 

Hay muchas definiciones de estrés, pero a mi me gusta más un ejemplo que me pusieron una vez y que ha hecho que tenga siempre claro cómo identificarlo: 

«Situémonos: una gacela en la sabana. Cuando la gacela ve a la leona que la vigila, se pone en tensión y sus glándulas suprarrenales comienzan a sintetizar cortisol. ¿Qué es el cortisol? Un anabolizante que hace que tu cuerpo rinda mucho más y puedas correr con todas tus fuerzas, de una forma mucho más extrema que cuando se corre de forma normal. Cuando la leona ataca, la secreción de cortisol le permite, a la gacela, hacer un sprint mayúsculo que la puede alejar de la leona y así, salvar la vida. En este caso podemos decir que el estrés es bueno, le ha salvado la vida a la gacela.»

El estrés en perros y gatos se convierte en algo negativo cuando es excesivo o se prolonga mucho tiempo y se sobrepasa la capacidad de adaptación del animal. Cuando el estrés se hace crónico evoluciona a ansiedad. En el ejemplo de la gacela, si en vez de salir huyendo el miedo la paraliza, el estrés es negativo y se le puede llamar distrés. 

El estrés afecta a todo el organismo y genera ansiedad. La ansiedad es emocional y puede generar estrés. Los animales necesitan prever y controlar sus situaciones, por eso un entorno inestable o reacciones equivocadas del propietario pueden reforzar el estrés.

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¿Qué puede ocasionar estrés en nuestras mascotas?

Las causas son tan variadas como en el caso de los humanos. El único problema es que ellos no nos lo pueden explicar y debemos fijarnos e interpretar los signos correctamente. Por eso debemos observarlos cuidadosamente y buscar en su historia posibles causas. 

1. Factores genéticos:

La respuesta fisiológica puede variar en función de la variabilidad genética, el sexo y la raza. Hay animales que presentan una predisposición genética a manifestar ansiedad.

Cada animal tiene su propio carácter, relacionado con los factores ambientales y hereditarios. Mientras algunos son confiados y sociables. Otros son tímidos y asustadizos. En el caso de los gatos, su reacción ante una nueva experiencia, como la llegada de una visita, es un buen indicador de su temperamento: el gato confiado se acercará, mientras que el gato asustadizo se esconderá o huirá. El segundo será más sensible al estrés y necesitará un entorno seguro. 

2. La mala socialización

Tenemos animales que han sido separados de sus madres nada más nacer o poco tiempo después. La madre es fundamental en el desarrollo de un cachorrito o un gatito. Les da seguridad y les enseña cómo deben reaccionar frente a determinados estímulos. Si no tienen la posibilidad de recibir sus cuidados, ya sea porque muere en el parto o porque le retiran las crías demasiado pronto (abandonos o venta por parte de criadores poco escrupulosos), los cachorros y gatitos pierden la oportunidad de aprender y crecer «seguros». Estos animales, cuando lleguen a su hogar, deberán tener propietarios muy sensibilizados que les hagan el papel de «madres» y les ayuden a encarar el futuro. 

Sabemos que el período de socialización de los perros y gatos dura hasta los 4 o 4 meses y medio. Si durante este tiempo no tienen contacto con los estímulos habituales del resto de su vida, cuando se enfrenten a situaciones nuevas reaccionarán con estrés.  

El resultado puede ser:

  • Animales extraordinariamente tímidos y asustadizos.
  • Animales con reacciones exageradas: ataques, mordiscos…

3. Experiencias traumáticas

Situaciones traumáticas hacen que los animales no quieran/sepan como afrontarlas y queden marcados de por vida. El abandono quizás sea el que podemos entender más fácilmente. Tenemos ejemplos de animales que han sido abandonados en la carretera y que no consienten en volver a subirse a un coche. 

En el día a día, un ataque por un perro puede hacer que nuestro animal no vea a otros animales como compañeros de juego y huya de ellos o se vuelva agresivo. 

Por supuesto, una situación de malos tratos puede traumatizar a nuestra mascota para siempre. 

Una visita positiva al veterinario es fundamental para que el animal se sienta cómodo y no sienta como una amenaza las revisiones rutinarias. Una primera visita desacertada o un corte de uñas traumático puede cambiar el carácter del animal para siempre. 

Una de las situaciones más dramáticas es el momento de la esterilización. Todo el mundo parece tomarse esta situación como algo inocuo y que no tiene ninguna complicación. Analicemos los hechos: 

  • El animal es llevado a la consulta, y puede que no le guste ir. Allí, el propietario lo deja para que se realice la intervención. Si no tenemos cuidado y procuramos que la inducción anestésica se haga lo más tranquila posible, la experiencia quedará almacenada como traumática en la mente de la mascota. A veces es mejor permitir que el propietario se quede hasta que el animal esté inconsciente, para que pueda estar un poco más tranquilo. 
  • Si durante la cirugía el animal siente algún tipo de dolor, éste quedará almacenado en el subconsciente, dando síntomas comportamentales que a veces no podemos explicar. Es muy importante mantener la inconsciencia y la analgesia durante el acto quirúrgico.
  • La recuperación en un entorno tranquilo y de temperatura cálida es fundamental. Hay que evitar zonas de almacenamiento de mascotas intervenidas sin supervisión y cuidados del personal especializado.

¿Habéis escuchado alguna vez que un animal ha cambiado el carácter tras la esterilización? Ahora podéis intuir qué ha pasado. 

4. Factores relacionados con el bienestar animal

La falta de actividad nos puede afectar de dos maneras:

  • Que no quiera salir el animal a la calle y eso le origine estrés.
  • Que el animal no vea cubiertas sus necesidades de ejercicio, por lo que toda la energía reprimida acaba afectando a su salud.

La falta de rutinas, que normalmente tranquilizan a nuestra mascota. Rutina de salidas, juegos, alimentación, relax, etc. 

Todas esto repercute en la salud mental del animal y le ocasiona estrés.

5.- Sonidos fuertes, como truenos o petardos y el miedo en mascotas

Estos sonidos son desconocidos para perros y gatos. Normalmente, cuando oyen un sonido, buscan a su alrededor el origen. Una vez lo descubren tratan de eludirlo. Si no pueden se esconden y esperan a que pase. Cuando el sonido es de tormenta o de petardos, no pueden evitarlo ni localizarlo, por lo que tratarán de esconderse. Depende de si tienen lugares adecuados para esconderse y del grado de fobia que padezcan. Un caso a destacar es San Juan, momento en el que deberemos procurarle un entorno seguro a nuestra mascota si siente miedo ante los ruidos fuertes o petardos.

6.- Situaciones nuevas

El cambio de vivienda puede suponer un factor de estrés en nuestro gato o perro. Por ejemplo, si pasamos de una casa con jardín a un piso. El entorno es muy diferente y puede hacer que nuestra mascota se sienta confusa. Especialmente en el caso de los gatos, que son muy sensibles al cambio de su territorio. 

La llegada de un bebé supone una situación estresante para los padres. Esa misma excitación podemos trasladarla a nuestra mascota sin querer. Si añadimos a esto la dependencia extrema que el bebé tiene de sus padres y la dedicación que precisa, la mascota se puede sentir apartada y reaccionar de forma no adecuada. 

Cambios en el horario laboral del propietario, cambian la rutina y pueden confundir a la mascota.

Las obras, ya sea en el propio domicilio, ya sea en los alrededores, incluso en la calle, pueden afectar tanto a la mascota que derive en ansiedad y que persista tras finalizar las mismas.

La llegada de una nueva mascota debe ser preparada con antelación. Buscar un lugar dónde el nuevo animal pueda comenzar a adaptarse y ver cuál puede ser la mejor manera de presentárselo a la mascota que tenemos en casa. Cuando adoptamos o recogemos a un animalito nuevo, pensamos solamente en salvarlo de una situación problemática, pero a veces se nos olvida pensar en la mascota que tenemos en casa. 

Síntomas de estrés en animales de compañía

1. Hiperactividad 

Los perros estresados son incapaces de estar tranquilos, pueden llegar a mordisquear muebles o cosas que encuentren a su alcance para liberar la tensión acumulada.

Los gatos pueden seguir a su dueño maullando para llamar su atención. 

Animales siempre en alerta y que reaccionan al mínimo estímulo. La diferencia con un animal con mucha resistencia al ejercicio es que, en este caso, el animal, aunque esté extenuado sigue moviéndose sin parar.

2. Estereotipias 

Son movimientos repetitivos constantes que se llevan a cabo sin un fin determinado. Son hábitos repetitivos e incesantes.

Muchos tipos: 

  •  Perros/gatos que dan vueltas en círculos persiguiéndose la cola. 
  • Animales que cazan animales imaginarios.
  • Vocalizaciones excesivas.
  • Lamidos y tirones de piel.

3. Apatía 

Hay algunos animales que, en vez de mostrar agresividad, muestran apatía o falta absoluta de conducta. Es tan grave o peor que ver estereotipias, significa que el animal ha tirado la toalla. 

4. Reacciones exageradas 

Cuando tenemos un animal de compañía estresado su comportamiento se puede ver exagerado o más intenso. 

Por ejemplo: Ladran por cualquier motivo, se asustan sin motivo aparente, come cosas del suelo, se muestran agresivos con más facilidad…

Los gatos se vuelven irritables y agresivos y rechazan el contacto. 

5. Miedo 

Ya sea a personas, objetos o miedo generalizado.

6. Salivación y relamido 

Cuando este comportamiento se ve de forma repetitiva y constante. 

7. Falta de Atención

Los animales estresados tienen un estado de nerviosismo generalizado. Esto hace que tengan dificultad para concentrarse, prestar atención, seguir nuestras ordenes…

8. Jadeo excesivo

Normalmente es un mecanismo de control de la temperatura corporal. Cuando se observa en situaciones relajadas quiere decir que nuestra mascota está estresada y lo utiliza para aliviar la tensión que siente. A veces puede acompañarse con lamentos y sonidos de tristeza.

9.- Reactividad o huida

Cuando se encuentra en una situación determinada, otros perros, personas, visitas al veterinario… el animal intenta huir o reacciona de manera muy negativa.

10. Pérdida de pelo

La cronicidad del estrés hace que se caiga el pelo, ya sea solo o por lamido (lamido acral) o acicalamiento excesivo (alopecias por lamido).

El estrés puede ser tan agudo que puede arrancarse el pelo a mordiscos. 

11. Rigidez muscular 

El animal está a la espera de que ocurra algo malo, por eso está estresado. Se le ve en una postura tensa y rígida.

12. Cambios de comportamiento 

Aparecen conductas que no se habían mostrado con anterioridad: agresividad, timidez, depresión, fobias…

Los gatos adoptan una postura con el rabo caído y las orejas hacia atrás. Se mueven muy cautelosamente. A veces lo que vemos es que dejan de utilizar el arenero y hacen sus deposiciones al lado o en otro logar de la casa. 

13. Actividades de desplazamiento:

Tienen por objeto reorientar la energía del animal y concentrar su atención hacia otras actividades como: 

  • Lamerse.
  • Pasearse de un lado a otro.
  • Ingesta inadecuada de objetos peligrosos como puede ser tela, calcetines, juguetes…
  • Mostrar polifagia o polidipsia.
  • Marcaje con uñas.

14. Descenso en la actividad de acicalado:

En los gatos, un síntoma de estrés muy frecuente, es que se dejan de limpiar y acicalar. Puede que aumente el lamido, pero no es efectivo. 

Estos comportamientos se producen de forma generalizada.

15. Patologías relacionadas con el estrés:

Obesidad y diabetes: La ansiedad producida por el estrés puede llevar al animal a la bulimia. Tratan de aliviar su estado de nerviosismo comiendo y, en muchas ocasiones, los propietarios tratan de calmarlos ofreciéndoles comida. Los animales van ganando peso y cada vez son menos capaces de moverse con normalidad. Este estado de sobrepeso acaba desencadenando otras patologías como: 

  • Diabetes, muy típico en gatos.
  • Osteoartritis/Osteoartrosis.
  • Problemas cutáneos, ya sea por pliegues, ya sea porque el animal no se llega para poder limpiarse.
  • Apatía y desinterés por el entorno.
  • Lipidosis Hepática.

Alopecia generalizada: Porque no paran de redirigir su conducta al lamido/rascado excesivo de determinadas zonas de su cuerpo, pudiendo llegar a convertirse en estereotipias. 

Trastornos digestivos: Vómitos, anorexia.

Cistitis idiopática felina: Cistitis crónica recurrente en la que no podemos encontrar evidencia de infección ni de cristaluria. Remite normalmente cuando tratamos al gato por ansiedad.

Trastornos inmunitarios: Que van desde inmunosupresión, con lo que esto conlleva, a trastornos autoinmunes. 

Tratamiento

Es muy importante no castigar a un perro estresado bajo ningún concepto. Lo único que conseguiremos es empeorar el cuadro de estrés. Podemos llegar a conseguir que el animal tire la toalla y no reaccione de ninguna manera. 

Antes de cualquier otra medida, debemos asegurarnos de que nuestra mascota no tiene problemas físicos que ocasionen los síntomas que observamos. En nuestro Centro Veterinario del Barri Llatí de Santa Coloma de Gramenet estudiaremos a tu mascota para tratar el estrés y descartar cualquier patología, como por ejemplo:

  • El hipertiroidismo, que causa agresividad y bulimia.
  • El hipotiroidismo, que también puede ser causa de agresividad.
  • El síndrome de Cushing, que produce jadeo continuo.
  • Tumores cerebrales, que alteren el ciclo del sueño.
  • Urolitiasis, que puede mostrar micciones en lugares inapropiados…

Una vez que hemos descartado cualquier causa física, es importante contactar con un especialista en etología, para que pueda hacer un diagnóstico acertado y nos indique cuál es el tratamiento adecuado. 

  • Si no sabemos cuál es la causa del comportamiento de estrés de nuestra mascota y nos dedicamos a ponerle parches, solo conseguiremos que nos de la ilusión de que nuestro compañero está más tranquilo, pero con el tiempo, el rebrote de la patología será peor. Ej: Castración para tratar hiperactividad.
  • Seguir las pautas de comportamiento que nos indique el profesional es fundamental. Cuando hablo con los propietarios siempre les explico que ésta es la principal razón de fracaso en un tratamiento del comportamiento. Si todos los miembros de la familia no actúan igual y siguiendo los consejos del etólogo, lo único que conseguiremos es confundir al animal y una gran sensación de frustración por parte de los propietarios y del veterinario. 

Entre los tratamientos de los que podemos hablar están:

Comportamentales:

  • Refuerzo positivo. Se trata de ignorar al animal cuando hace lo que no queremos y premiarlo cuando se comporta como es correcto.
  • Desensibilización. En esta técnica vamos poniendo en contacto al animal con la situación que lo incomoda de forma lenta y paulatina. Nunca haremos lo que se denomina «inmersión» si no queremos perder la cordura del animal para siempre.
  • Redirigir comportamientos, nunca reñir. Si está mordiendo un mueble, llamarlo y darle un juguete para que redirija su atención.
  • Procurar un ambiente tranquilo, relajado y seguro.
  • No forzar a nuestra mascota a relacionarse con otros animales ni personas si no quieren. Las situaciones forzadas nunca dan buenos resultados.
  • Compartir tiempo con ellos paseando o jugando.
  • Crear momentos de relax.
  • Enriquecer el ambiente. Juguetes, estructuras, escondites…
  • Favorecer una interacción diaria y previsible con el propietario, de forma que se cree una rutina que disminuirá el nivel de estrés de la mascota.
  • Limpiar juguetes y areneros de forma regular y asidua.

Fármacos psicoactivos: Bloquean los neurotransmisores relacionados con los procesos de ansiedad y actúan como ansiolíticos y antidepresivos. Solo están disponibles bajo prescripción veterinaria.

Complementos nutricionales o nutraceúticos:

  • Alfa-casocepinas: Derivados de la caseína (proteína de la leche). Tiene un efecto similar al diazepam, pero sin los efectos secundarios.
  • Triptófano: Precursor metabólico de la serotonina, que regula el estado de ánimo, la ansiedad, el apetito y el sueño (hormona de la felicidad).

Feromonas: Sustancias químicas que están en el aire y que los animales utilizan como señales para comunicarse. Cuando un individuo las emite, otro individuo de la misma especie las detecta y afecta a la forma en que se comporta.

Hay diferentes partes del cuerpo que secretan feromonas asociadas a diferentes funciones o mensajes como, por ejemplo, las relaciones sociales, el marcaje territorial, comunicar la fase del ciclo sexual, las feromonas de alarma o la feromona maternal del apaciguamiento.

  • Perros: Se utiliza la feromona del apaciguamiento canino.
  • Gatos: Feromona facial felina.

Manejo nutricional de los problemas médicos asociados.

En nuestro Centro Veterinario de Santa Coloma de Gramenet estaremos encantados de resolver cualquier duda o problema que puedas tener acerca del estrés en mascotas y cómo tratarlo. 

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